Todos estamos acostumbrados a ver niños que no quieren prestar sus juguetes o que no convidan con galletitas a las demás personas. Esto no debe preocuparnos mientras los niños son pequeños, ya que hasta los dos años son muy individualistas y esta es una conducta absolutamente normal.
De todos modos, somos los padres quienes debemos educarlos y enseñarles a compartir, para hacer de nuestros hijos personas generosas.Hacia los tres años, los niños ya comienzan a disfrutar la compañía de otros niños, y de a poco van comprendiendo el sentido de jugar no uno al lado del otro sino uno con el otro. En este momento el niño necesariamente deberá aprender a renunciar a parte de lo que es propio, aunque sea por unos instantes, para compartir.De todos modos, en este aspecto, al igual que en todos los que tienen que ver con la educación de los niños, el primer paso es enseñar con el ejemplo. Si desde pequeño el niño ve que sus padres son generosos, que cuando vienen visitas se convidan, que se prestan las cosas, etc. , a la larga probablemente tendrán el mismo comportamiento.Lo primero es enseñarle a distinguir entre lo que es suyo y lo que no lo es.Mostrarle que en la casa hay cosas de todos: adornos, muebles, juegos de mesa, herramientas, etc.Enseñar a valorar y cuidar las cosas propias y las ajenas: pedir por favor, dar las gracias, devolver lo que le prestan… Enseñar a compartir lo propio: prestar, regalar, ceder un turno que le correspondeTambién es importante darle razones breves y sencillas de por qué y para qué actuamos así. Aunque él todavía no entiende los motivos y la grandeza de ser generoso, sí necesita habituarse a actuar así.Estimularlo a regalar: hacer dibujos para los abuelos y amigos y sobre todo recibir sus pequeños regalos con alegría: un caramelo, un juguete... Y sobre todo: tener paciencia con los resultados. La educación de la generosidad es un proceso muy largo…En este sentido es conveniente no "obligarlo" a prestar las cosas cuando viene un amigo, sino explicarle que si él presta cuando vaya a la casa de otros niños también le prestarán a él. Otras sugerencias son:En los cuentos que leen, o en algunos programas de TV, aparecen personajes generosos; comentar con el niño esos actos del personaje. Cuando el niño nos pida algo prestado, no seamos excesivamente temerosos de que lo dañe. Alguna vez no lo usará bien, pero ésa es la oportunidad magnífica para educarlo y la próxima vez poder confiar en él y prestárselo nuevamente. Evitar caer en el "comunitarismo": en esta casa todo es de todos. La ropa, los juguetes, los colores, … Si los niños no desarrollan el sentido de propiedad, no podrán vivir plenamente la generosidad, pues ésta supone dar lo propio Y finalmente, no olvidar que que el niño necesita alicientes para esforzarse: Cuando se comporte generosamente hay que felicitarlo igual que cunado parende a comer solo a air al baño: el aprender a compartir es un aprendizaje igual o más importante que los demás.
De todos modos, somos los padres quienes debemos educarlos y enseñarles a compartir, para hacer de nuestros hijos personas generosas.Hacia los tres años, los niños ya comienzan a disfrutar la compañía de otros niños, y de a poco van comprendiendo el sentido de jugar no uno al lado del otro sino uno con el otro. En este momento el niño necesariamente deberá aprender a renunciar a parte de lo que es propio, aunque sea por unos instantes, para compartir.De todos modos, en este aspecto, al igual que en todos los que tienen que ver con la educación de los niños, el primer paso es enseñar con el ejemplo. Si desde pequeño el niño ve que sus padres son generosos, que cuando vienen visitas se convidan, que se prestan las cosas, etc. , a la larga probablemente tendrán el mismo comportamiento.Lo primero es enseñarle a distinguir entre lo que es suyo y lo que no lo es.Mostrarle que en la casa hay cosas de todos: adornos, muebles, juegos de mesa, herramientas, etc.Enseñar a valorar y cuidar las cosas propias y las ajenas: pedir por favor, dar las gracias, devolver lo que le prestan… Enseñar a compartir lo propio: prestar, regalar, ceder un turno que le correspondeTambién es importante darle razones breves y sencillas de por qué y para qué actuamos así. Aunque él todavía no entiende los motivos y la grandeza de ser generoso, sí necesita habituarse a actuar así.Estimularlo a regalar: hacer dibujos para los abuelos y amigos y sobre todo recibir sus pequeños regalos con alegría: un caramelo, un juguete... Y sobre todo: tener paciencia con los resultados. La educación de la generosidad es un proceso muy largo…En este sentido es conveniente no "obligarlo" a prestar las cosas cuando viene un amigo, sino explicarle que si él presta cuando vaya a la casa de otros niños también le prestarán a él. Otras sugerencias son:En los cuentos que leen, o en algunos programas de TV, aparecen personajes generosos; comentar con el niño esos actos del personaje. Cuando el niño nos pida algo prestado, no seamos excesivamente temerosos de que lo dañe. Alguna vez no lo usará bien, pero ésa es la oportunidad magnífica para educarlo y la próxima vez poder confiar en él y prestárselo nuevamente. Evitar caer en el "comunitarismo": en esta casa todo es de todos. La ropa, los juguetes, los colores, … Si los niños no desarrollan el sentido de propiedad, no podrán vivir plenamente la generosidad, pues ésta supone dar lo propio Y finalmente, no olvidar que que el niño necesita alicientes para esforzarse: Cuando se comporte generosamente hay que felicitarlo igual que cunado parende a comer solo a air al baño: el aprender a compartir es un aprendizaje igual o más importante que los demás.
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